Los mecanismos de defensa en la terapia Gestalt

En este artículo vamos a hablar de cómo se entienden los mecanismos de defensa en la terapia Gestalt. Partiendo de algunos mecanismos principales estudiados por el psicoanálisis, la teoría gestáltica los incorpora desde el prisma de la figura y el fondo, el contacto y la retirada y las polaridades. Al final relacionamos los mecanismos de defensa como interrupciones del ciclo de satisfacción de las necesidades.

Índice

  1. Qué son los mecanismos de defensa
  2. ¿Mecanismos de defensa frente a qué?
  3. Los mecanismos de defensa más estudiados en Gestalt
  4. Mecanismos de defensa y ciclo de necesidades

1. Qué son los mecanismos de defensa

Los mecanismos de defensa son patrones automáticos y en gran parte inconscientes que empleamos para protegernos del dolor emocional o del sufrimiento. Estos mecanismos nos alejan de emociones o experiencias que no estamos preparados para procesar o integrar. En palabras de Pedro de Casso, referente de la Gestalt en España, "los mecanismos de defensa no son nuestros enemigos, sino una parte de nosotros que merece ser comprendida y aceptada. Solo desde esa aceptación podemos comenzar el proceso de transformación."

La terapia Gestalt considera estos mecanismos como interferencias en el contacto genuino. En lugar de enfocarse en "romper" esas defensas, la Gestalt invita al cliente a tomar conciencia de su función, a integrarlas y finalmente a trabajar hacia una mayor presencia y autenticidad.

2. ¿Mecanismos de defensa frente a qué?

Nos defendemos de la intensidad de nuestras propias emociones, especialmente aquellas que están relacionadas con experiencias traumáticas o situaciones no resueltas. Muchas veces, los mecanismos de defensa se forman en la infancia, cuando las emociones abrumadoras no podían ser procesadas de manera saludable. Estas defensas evitan que el dolor llegue a la superficie, protegiéndonos temporalmente, pero al mismo tiempo, bloquean nuestro desarrollo emocional y nuestra capacidad de estar en contacto con nuestras necesidades auténticas.

Por ejemplo, una persona que creció en un entorno donde sus emociones no fueron validadas puede desarrollar retroflexión, un mecanismo de defensa que implica reprimir el enojo o la tristeza, dirigiéndolos hacia sí misma en lugar de expresarlos. Así, nos defendemos de emociones que, en su momento, consideramos demasiado peligrosas para enfrentar.

3. Los mecanismos de defensa más estudiados en Gestalt

La terapia Gestalt se enfoca en varios mecanismos de defensa que interfieren en el proceso de contacto pleno. Estos son los más estudiados:

  • Introyección: La persona asimila sin cuestionar las creencias o expectativas de otros, perdiendo de vista sus propias necesidades. Es común en quienes crecieron en entornos donde el conformismo era esencial para la supervivencia emocional. Los introyectos son creencias, valores, ideas que la persona "se traga" sin masticarlas, sin desmenuzarlas y apropiarse o rechazar aquello con lo que esté de acuerdo o no.
  • Proyección: Aquí, los sentimientos o deseos inaceptables para la persona se proyectan en los demás, es decir, la persona no lo reconoce en sí mismo y lo ve en los otros. Un individuo puede no ser consciente de su propia rabia y percibir que son los demás los que siempre están rabiosos con él.
  • Retroflexión: La energía que debería dirigirse hacia los demás se vuelve hacia sí mismo. Por ejemplo, en lugar de expresar frustración, la persona la internaliza, generando autoagresión o autoculpabilidad. Muchas veces la culpa se alimenta de rabia retroflectada.
  • Deflexión: Consiste en evitar el contacto directo, ya sea cambiando de tema o minimizando las emociones, quitando hierro a los asuntos, hablando del tiempo, etc. Esto bloquea la verdadera interacción con uno/a mismo/a y con el otro.
  • Confluencia: Es la pérdida de la diferencia entre el yo y el no yo (el otro). Las personas en confluencia tienden a adaptarse tanto al entorno y a lo que los demás necesitan, piden o desean que pierden de vista sus propios deseos, necesidades y emociones.
  • Otros mecanismos, menos estudiados en Gestalt, son la represión y la disociación. En la represión el individuo inconscientemente bloquea pensamientos, recuerdos, deseos que le resultan dolorosos, inaceptables o amenazantes, impidiéndoles alcanzar el nivel consciente. Al reprimir estos contenidos, la mente los mantiene fuera de la conciencia para evitar el malestar emocional que podrían generar. Sin embargo, estos recuerdos o impulsos reprimidos no desaparecen, sino que permanecen en el inconsciente y pueden influir en el comportamiento o emerger a través de sueños, síntomas psicosomáticos o lapsus. Sigmund Freud fue uno de los principales teóricos que desarrollaron el concepto de represión dentro del psicoanálisis. La disociación, por otro lado, implica una desconexión o separación entre pensamientos, sentimientos, recuerdos o el sentido de identidad de una persona. Ocurre cuando el individuo, ante situaciones traumáticas o extremadamente estresantes, escapa temporalmente de la realidad como una forma de autoprotección, experimentando una especie de "desconexión" de la situación. En su forma más leve, la disociación es común, como cuando alguien "se desconecta" durante una actividad repetitiva. Sin embargo, en situaciones más graves, puede llevar a trastornos disociativos y problemas estructurales de la personalidad

4. Mecanismos de defensa y ciclo de necesidades

El ciclo de necesidades es un concepto fundamental en la terapia Gestalt que describe el proceso por el cual las personas identifican y satisfacen sus necesidades. Este ciclo consta de varias fases: sensación, toma de conciencia, energización, acción, contacto, celebración/satisfacción y retirada. Los mecanismos de defensa interrumpen el ciclo en distintos puntos, impidiendo que las personas satisfagan sus necesidades de manera efectiva.

Ejemplos de interrupciones en el ciclo

  • Sensación: En esta fase, la persona siente una necesidad o deseo emergente. Un mecanismo como la represión o la disociación generan una dificultad para entrar en contacto con la sensación, sentir el cuerpo, la pura sensación física y las emociones asociadas.
  • Conciencia: La proyección puede interrumpir en esta etapa. Aunque la necesidad se hace más clara, la persona no se hace cargo y la proyecta fuera de sí misma.
  • Energetización: En esta fase, la persona reúne la energía necesaria para actuar sobre su necesidad. La introyección puede paralizar este proceso, ya que la persona está más preocupada por cumplir con las expectativas externas interiorizadas que por satisfacer su propia necesidad.
  • Acción: La deflexión puede interferir aquí, ya que la persona desvía su energía, de desinfla, se va desvaneciendo y pierde fuerza en la búsqueda del contacto y satisfacción de la necesidad.
  • Contacto: La retroflexión puede diluir el contacto genuino, ya que la persona vuelve la energía movilizada hacia sí misma, no llegando al contacto.
  • Celebración: La deflexión puede hacer que la persona no se permita disfrutar plenamente de haber satisfecho una necesidad, minimizando la importancia del logro.
  • Retirada: En la fase de retirada, la persona se aparta de la experiencia para asimilar lo vivido. Si hay confluencia, la persona no se retira del contacto.

Desde el prisma de la terapia Gestalt, en la búsqueda del autoconocimiento y el desarrollo personal, es valioso poner conciencia en los mecanismos aprendidos que nos llevan una y otra vez a repetir patrones. Entre estos patrones aprendidos figuran los mecanismos de defensa, aquí expuestos, que nos interrumpen, una y otra vez, en la búsqueda de satisfacción de nuestras necesidades más genuinas. 

Esta página web usa cookies para mejorar su experiencia de navegación. Política de Cookies