Hay muchos motivos por los que es recomendable acudir a psicoterapia. Desde un "no sé qué me pasa", una preocupación recurrente, el deseo de comprendernos mejor o de cambiar algo que nos hace daño hasta situaciones que se viven con grados más elevados de malestar.
A veces algunas situaciones vitales, por las que todos pasamos antes o después, son el detonante: una ruptura de pareja, la muerte de un ser querido, cambios a nivel profesional, etc. Estos momentos de gran intensidad emocional pueden llevarnos a necesitar apoyo y guía para atravesarlos.
Los temas que suelo trabajar en consulta son los siguientes:
Adultos: ansiedad, angustia, bajo estado de ánimo, duelo, crisis existencial y/o de identidad, timidez, inseguridad, indecisión, inhibición, bloqueos, insatisfacción, miedos, fobias, obsesiones, estrés, falta de autocontrol emocional, adicciones, dependencia emocional, dificultad en la toma de decisiones.
Adolescentes: ansiedad ante los exámenes, carencia de habilidades sociales , problemas de conducta y expresión de emociones, orientación vocacional, dificultades en la relación familiar, adicciones, dificultades escolares.
Profesionales de Ayuda
Las personas que se dedican a alguna profesión de ayuda (educadores, trabajadores sociales, psicólogos, terapeutas ocupacionales, enfermeros, médicos, etc) o que trabajan con grupos (formadores, actores, técnicos de recursos humanos, etc.) pueden obtener grandes beneficios del proceso terapéutico. Puede servir para paliar los síntomas del estrés que genera este tipo de trabajo y, por supuesto, para conocerse mejor y ver qué se moviliza al trabajar con alguna persona determinada.
Crecimiento Personal
"La terapia es demasiado buena para dejársela sólo a las personas enfermas"
Otro buen motivo para acudir a terapia es el deseo de crecer, de desarrollarse, de practicar la higiene mental y emocional. Así, el proceso terapéutico puede actuar como una enriquecedora fuente de desarrollo personal.